La Fiscalía de Suecia anunció este miércoles que cerró su investigación sobre los atentados a los gasoductos rusos Nord Stream 1 y 2, perpetrados el 26 de septiembre de 2022 y calificados como acto terrorista por Moscú.

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En un comunicado, los fiscales suecos señalaron que «la jurisdicción sueca no se aplica» al caso y por este motivo «la investigación debe cerrarse». Declararon que la agresión contra la infraestructura ocurrió «en aguas internacionales». 

Aunque reconocen que durante la investigación preliminar, dirigida por el fiscal Mats Ljungqvist, se calificó dicha acción como «sabotaje grave», dijeron que «no ha surgido nada que indique que Suecia o ciudadanos suecos estuvieran involucrados en el ataque».

La Fiscalía sueca catalogó la investigación preliminar como «sistemática y exhaustiva», pues a su juicio comprendió el análisis de los movimientos de un gran número de barcos para entender lo sucedido, una indagación en la escena donde sucedieron los ataques y la realización de varios interrogatorios. .

Por su parte, el fiscal Ljungqvist aseguró que durante la investigación preliminar hubo cooperación internacional con varios países, en particular con Dinamarca y Alemania. Añadió que se entregó a la parte alemana material que puede utilizarse como prueba durante la investigación de Berlín sobre el sabotaje, la cual continúa.

Tras conocerse la decisión de Suecia, la vocera de la Cancillería rusa, María Zajárova, declaró a la prensa que la misma no tiene lógica. Afirmó que las autoridades suecas «demostraron desde el principio que no se han tomado en serio completar el caso o incluso tratarlo en general». Por otra parte, vinculó el fin de la investigación con el miedo a «revelar la verdad» y adelantó que Rusia seguirá con interés la investigación de Dinamarca y Alemania.

El sabotaje a estos gasoductos, catalogados como acto terrorista por el presidente Vladimir Putin, privó a naciones europeas de abastecimientos del económico gas ruso y brindó a EE.UU. mayor control sobre Europa, a la que impuso ventas de su gas natural licuado a precios más caros.

También tuvo importantes consecuencias medioambientales y geopolíticas. Los ductos atraviesan zonas económicas exclusivas de Rusia, pero también de Finlandia, Suecia, Dinamarca y Alemania, áreas que están bajo control de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y eran patrulladas por buques de guerra de ese bloque militar.

Desde el principio, las autoridades rusas aseguraron que tras el hecho se hallaban los EE.UU. u otro país que actuó tras presiones de la Casa Blanca.

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